La habitación estaba completamente sumida en la oscuridad
cuando una joven se encontraba llorando tendida en la cama durante una noche de
septiembre no muy calurosa. Aún así estaba encendido el ventilador, el ruido de
las aspas moviéndose a toda velocidad siempre le había calmado, menos en aquel
momento.
Estaba totalmente aturdida, sentía que tenía un montón de
sentimientos mezclados y que las ideas salían como cohetes artificiales, sin
cesar, iluminando su cabeza con diferentes colores, tonalidades y formas.
Eso si, tenía claro porqué estaba tan destrozada: por su
pareja.
Hacia unos días ella había metido la pata hasta el fondo de
una forma bastante brutal, ni ella misma se reconoció al cabo de unas horas,
cuando entonces ya estaba más serena.
Lo que no llegaba a comprender era que, después de todo lo
ocurrido, cuando le enviaba mensajes por el chat del Facebook a él diciéndole que
se arrepentía realmente de lo que había hecho, expresándole todo lo que sentía,
él dijera que no era para tanto, que no sufriera y que disfrutara más y que ya
la había perdonado…
¿Pero como podía decir esto cuando le había pedido
distancia, una semana sin verse y que no quería pensar en ella porqué le había
hecho muchísimo daño? ¡Era darse un espacio, un tiempo! ¡¿Cómo que no era para
tanto?!
Era lo que no llegaba a entender ella. Solo recordaba a su
hombre como si por unos instantes se hubiera vuelto autista. En aquel momento
no habló nada y caminó con los ojos bien abiertos mirando hacia el suelo
después de la bofetada y las cosas que le dijo la chica las cuales ni la mitad
ya se acordaba…
Era fuerte que las palabras que dejó ir las tuviera borradas,
como si hubiera cogido la turca del mil…
No lo comprendía. La verdad… ¿Cómo podía decir aquello?
Había llegado a tal desacuerdo entre ellos dos que la joven había decidido
molesta, entonces, lo que el chico le había pedido un cuantas veces, que ella
no pensara en él durante este tiempo…
Lo que no sabía él es que para ella, dejar de hacer esto
era, poco a poco, dejarlo de amar…
¡¿Qué no pensara en él?! ¡¿Qué no era para tanto?!
Ella se cuestionaba continuamente que, si no era para tanto…
¿para que había reaccionado así hasta llegar a este extremo? ¿Para que,
entonces, tener la sensación de haberla cagado tanto y sentirse tan responsable
de lo que hizo?
Sabía perfectamente que si a él no le hubiera afectado
tanto, ella no estaría, ni mucho menos, en aquella situación. Bueno, bien… los
dos.
“¿Por qué engañarse de esta manera…?” había llegado a la
conclusión ella.
No podía llegar a entender a su amado, le parecía
contradictorio. A ver…
Comprendía que él quisiera un tiempo para él… Pero sentía que
él no le podía pedir a ella que no pensara en él, que no se sintiera mal
después de todo, que disfrutara de la vida olvidándose de lo que hizo… Porqué
al estar en toda aquella situación era lo que le hacia sentirse tremendamente
una mala persona o, para no dramatizar, era lo que le provocaba sentirse la
primera responsable de toda la situación.
Y si se olvidaba de lo que ocurrió, no pensar en él, pensar
que no era de tanta importancia… ¿Realmente estaba tan solucionado el problema?
¿A caso, si ella se dejaba de escuchar a si misma, sabía que tarde o temprano
el mismo error se podría volver a repetir? No porqué no hubiera aprendido la
lección…
Porqué ella, si realmente se lo tomaba al pie de la letra lo
que le había dicho su pareja, sabía que entonces, podía hacerse la loca,
bajarse la guardia sin un motivo lógico y todo volvería a suceder porqué la
solución que en aquel momento proponía él para ella no había sido la correcta.
“Si hay un problema que fue grande, uno no lo puede hacer
más chico para sobrellevar mejor el asunto…” volvió a sacar otra conclusión.
De alguna forma, empezó a calmarse.
No hacia falta que él supiera que ella no había dejado de
pensar en él, tampoco lo quería hacer, y ya no porqué lo quería dejar de querer…
si había sido una inconsciente en aquel momento, ahora tocaba ser todo lo
contrario, tener los ojos bien abiertos y tener la mente clara teniendo en
cuenta la situación, lo que sucedía y de lo que ella se tenía que hacer cargo
aunque a él no le gustase.
Lo tenía claro que a él no le gustaba verla así… Y puede
que, aunque ella la hubiera cagado, la seguía queriendo mucho. La joven
confiaba en que aquello fuera así y que, de alguna forma, si seguía comportándose
así con él al se le haría más difícil asimilar todo lo que había pasado.
Y sí… Era verdad que le dolía un montón que él no quisiera
pensar en ella…
Pero empezaba a asimilar que ellos, en estos temas, eran
mundos completamente distintos y que, por más que él fuera de una forma, ella
tenía que ser lista y seguir siendo ella desde las sombras.
Tenía que llorar, sufrir, pensar, reflexionar, amarlo desde
la distancia cada día que pasara… Si ella tenía la consciencia más tranquila de
aquel modo, aunque sufriera mucho más, sería porqué era lo mejor para ella y
seguramente la tormenta pasaría de largo más deprisa. Al fin y al cabo… no era
tan necesario por aquel momento que él supiera como estaba ella… Ni hacerle la
sorpresa que le quería dar.
Era verdad que estaba sufriendo mucho por lo que había
hecho, pero él también… Pero la sorpresa se la tendría que dar si, al cabo de
mucho tiempo, un mes, no le había dicho nada…
Era arriesgado, mucho…
Sabía que no podía estar alegre, ahora por ahora, pero era
lo que tocaba…
Y aunque no le gustara ni a ella ni a su novio, ella tenía
que apechugar con lo que había hecho, ser valiente y fuerte.
“Ojala no lo perdiera… Ojala no me deje de querer como lo
hacia hacía unos días… Pero no puedo controlar a él”.
Sentía que ahora todo colgaba de un hilo…
Se tenía que preparar para lo que fuera… Tenia que ser
valiente creyendo en la relación y en él, en que la relación, después de esto, podría
ser aun más arraigada y consistente, aunque también se tenía que hacer fuerte
por si la relación se acababa, por si… después de todo, él decidía no seguir
con todo ello…
Nunca lo llegaría a entender, pero lo tenía que respetar.
Nunca él la llegaría a entender, pero no sé tenía que
preocupar por ello.
Entonces, abrió el ordenador y empezó a escribir en su blog…
Seguramente nunca él lo llegaría a leer, pero si lo hacia, sabría entonces como
estarían las cosas entre él y ella.
Nadie de los dos podía evitar esta situación, ni tampoco
pararla. Tenía que seguir su curso y, si en aquel momento, era por separado,
que así fuera.
La chica entonces se dio cuenta de que lo importante no era
que él la comprendiera, solo en que lo hiciera con ella ya era más que
suficiente.